Los mejores peleadores de la UFC durante el año 2025

La temporada 2025 de la UFC dejó una sensación clara: el octágono atraviesa una etapa de transición generacional sin perder espectacularidad. Con figuras consagradas reafirmando su dominio y peleadores que consolidaron su estatus de superestrella, el año estuvo marcado por combates de alto impacto, definiciones contundentes y narrativas que ya proyectan lo que será 2026.

En ese contexto, el ranking libra por libra sintetiza el momento exacto de la compañía: Ilia Topuria, Islam Makhachev, Alex Pereira, Max Holloway y Charles Oliveira fueron los nombres que definieron la élite del año.

Ilia Topuria, el rostro del presente que tendrá que parar

El 2025 terminó de confirmar a Ilia Topuria como el peleador más completo del momento. Tras conquistar definitivamente el estatus de campeón dominante en peso pluma, el hispano-georgiano no solo defendió su cinturón con autoridad, sino que lo hizo imponiendo un estilo que combina precisión boxística, presión constante y una confianza absoluta en su poder de nocaut.

Sus peleas durante el año fueron eventos en sí mismos. Topuria no solo ganó: marcó territorio. Cada defensa reforzó la idea de que su reinado puede extenderse durante varias temporadas. Su madurez competitiva, pese a su juventud, lo coloca como la figura alrededor de la cual gira buena parte del marketing y la expectativa de la UFC rumbo a 2026, aunque será después del parón por motivos personales que se ha tomado.

Islam Makhachev y la continuidad del dominio

En el segundo lugar del libra por libra aparece Islam Makhachev, símbolo de la consistencia absoluta. El campeón de peso ligero mantuvo su hegemonía en 2025 con actuaciones que ratificaron su superioridad técnica y mental. Makhachev no necesitó reinventarse: su control del ritmo, su grappling asfixiante y su evolución en el striking fueron suficientes para sostenerse en la cima.

Las peleas de Islam durante el año fueron clases magistrales de gestión del combate. Supo neutralizar amenazas, minimizar riesgos y castigar errores con frialdad quirúrgica. De cara a 2026, su desafío no pasa tanto por el nivel de sus rivales, sino por mantenerse motivado y evitar el desgaste propio de un campeón que ya lo ha ganado todo.

Alex Pereira, el impacto del poder

Alex Pereira volvió a demostrar en 2025 que el poder sigue siendo un factor decisivo en la UFC. Ya consolidado como una de las figuras más intimidantes del deporte, el brasileño protagonizó algunas de las peleas más explosivas del año. Cada vez que ingresó al octágono, la sensación era la misma: el combate podía terminar en cualquier segundo.

Más allá de los nocauts, Pereira mostró una evolución táctica notable. Supo administrar mejor los tiempos, defenderse con mayor solvencia y elegir momentos clave para descargar su arsenal. Su presencia en el ranking libra por libra refleja no solo su pegada, sino su capacidad de adaptación. En 2026, el gran interrogante será cuánto tiempo puede sostener su dominio físico frente a una nueva generación de contendientes más completos.

Max Holloway, la vigencia de una leyenda

Pocos peleadores representan mejor la palabra resiliencia que Max Holloway. En 2025, el hawaiano volvió a ofrecer algunas de las peleas más memorables del calendario. Su volumen de golpeo, su resistencia y su capacidad para convertir cada combate en una guerra lo mantuvieron en la élite, incluso frente a rivales más jóvenes y explosivos.

Holloway no solo ganó peleas: ganó respeto. Cada actuación reafirmó su estatus como uno de los competidores más queridos y admirados del roster. Su experiencia fue clave para neutralizar momentos adversos y sostenerse en el ranking libra por libra. De cara a 2026, Holloway se prepara para seguir siendo un obstáculo mayúsculo para cualquiera que aspire a la cima.

Charles Oliveira, el arte del caos

El quinto lugar del ranking lo ocupa Charles Oliveira, una figura que en 2025 volvió a demostrar por qué es uno de los peleadores más impredecibles y peligrosos de la UFC. Sus combates fueron sinónimo de riesgo constante, intercambios frenéticos y finalizaciones espectaculares.

Oliveira mantuvo su identidad: atacar siempre, incluso en desventaja. Esa mentalidad le permitió protagonizar algunas de las peleas más emocionantes del año. Aunque su estilo implica riesgos evidentes, también lo convierte en un rival temido por cualquiera. En 2026, su desafío será encontrar el equilibrio entre espectáculo y eficiencia para mantenerse en la conversación por el título.

Las mejores peleas de 2025

El año estuvo marcado por enfrentamientos que quedarán en la memoria colectiva de la UFC. Las defensas de Topuria, los duelos estratégicos de Makhachev, los nocauts de Pereira, las guerras de Holloway y las batallas caóticas de Oliveira construyeron un calendario vibrante. No se trató solo de nombres, sino de estilos que chocaron y elevaron el nivel competitivo de la compañía.

Cada uno de estos peleadores ofreció al menos una pelea candidata a combate del año, ya sea por su dramatismo, su nivel técnico o su desenlace contundente. 2025 fue, en ese sentido, un año que reforzó la identidad de la UFC como el escenario donde conviven técnica, violencia controlada y narrativa deportiva.

El puente hacia 2026

Todo lo ocurrido en 2025 funciona como antesala de una temporada 2026 cargada de expectativas. Topuria no podrá consolidar su reinado. Makhachev enfrenta el desafío de sostener su dominio frente a nuevos contendientes. Pereira busca prolongar su impacto antes de que el desgaste físico pase factura. Holloway sigue demostrando que la experiencia puede competir con la juventud. Oliveira continúa apostando por el riesgo como forma de vida.

La UFC entra en 2026 con una élite definida, pero con tensiones latentes. Nuevos nombres presionan desde abajo, las divisiones se vuelven más profundas y el margen de error se reduce. Lo que dejó 2025 no fue solo un ranking: fue un mapa claro del presente y un anticipo de un futuro inmediato donde cada pelea puede redefinir el orden establecido.

En definitiva, 2025 no solo consagró a los mejores peleadores del momento; también sentó las bases de una nueva etapa. Una etapa donde la excelencia ya no es suficiente y donde cada combate se transforma en una prueba de legado.

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